Se trata de escribir sobre el regalo que nos gustaría recibir,
siendo este de valor infinito para uno,
aunque de coste económico cero.
Es la vida…
y la muerte.
que te obsequia con sonrisas,
abrazos, amores e ilusiones
y también decepciones.
Ves pasar
las estaciones,
sus sabores y colores,
sus distintas emociones.
No quisiera ser solemne,
es simplemente real,
hay un regalo que
cuando llegue el momento,
me encantaría aceptar,
y es tener una serena y plácida muerte,
una muerte con dignidad,
simplemente
un natural
y dulce
final.
Aprovecho para compartir el precioso montaje fotográfico navideño con juego incluido,
que nos regala nuestra compañera Mónica del blog Neogéminis
Hola Milena. Qué reflexión tan serena y honesta. Has expresado con una delicadeza enorme esa dualidad de la vida y su final, sin dramatismos y con una lucidez que reconforta. Ojalá todos pudiéramos aspirar a una despedida así: tranquila, digna y en paz.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo conviertes algo tan inevitable en un regalo de valor infinito. Es una perspectiva que reconforta. Un cálido abrazo
Gracias mil por tus dulces palabras, por tu ánimo siempre. Es lo que me ha salido aunque he estado en un tris de no ponerlo porque puede parecer pelín tétrico; cuando se habla de muerte, muchos rehúyen aunque sea inconscientemente.
EliminarGracias por tu mirada, por tus comentarios siempre reconfortantes, alentadores. Un enorme abrazo
MILENA , gracias por participar de una manera tan tranquila y serena como lo has hecho.
ResponderEliminarEsa muerte a la que aludes, para mí la quisiera, afrontarla así es el mejor regalo que podemos recibir.
Mil gracias y mil besos, que nos llegue ese regalo, pero que tarde, sabemos que lo tenemos seguro.