Nos sentamos sobre los talones con la columna vertebral erguida,
inspiramos y levantamos los brazos.
Al exhalar nos plegamos
llevando el tronco hacia los muslos
hasta apoyar la frente en el suelo.
Las vertebras se abren y estiran
y se estimula así la médula espinal.
Al quedar el abdomen pegado a los muslos y no poder expandirse en las inspiraciones,
se movilizan las costillas ampliando la caja torácica a la vez que se masajea la región abdominal.
Se flexibiliza la columna y la zona pélvica.
Luego llevamos los brazos hacia atrás
con las palmas hacia arriba y los hombros relajados:
En esta postura final,
respiramos lenta y profundamente
relajando la espalda conscientemente en cada espiración.
Inspiramos y al exhalar, relajamos la cara, el cuello, los hombros
y toooooda la columna vertebral.
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