Dharmamaya no sabe si está soñando...
o si aquello es La Realidad.
Swamiji -su guru- le recibe con una amplia sonrisa,
enseguida Dharmamaya se siente ligero, casi inmaterial...
"¡Quisiera preguntar tanto!
... no sé por dónde empezar"
Misterioso es el camino.
El guru le dice:
terminarás de pasar por todas las etapas de la ignorancia...
ya eres un poco como yo, por eso estás aquí.
Tu entrega a mí no es apego, es un apoyo para llegar a un estado superior de conciencia.
Aprenderás a tomar lo que se te da, y a dar lo que no se puede tomar.
Tus pensamientos van a ir cambiando. Vas a ir elevándote por encima de tus propios conceptos de felicidad y desgracia, de necesidad.
La rabia, el cansancio, se transmutarán en energía espiritual, que es la que mueve los tres mundos,
trascenderás el plano burdo y observarás todo lo que percibes.
Dharmamaya se rinde a los pies del guru con todo,
con sus acciones, sus ideas y sus pensamientos;
Swamiji se entrega todo él, a su discípulo.
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